Queridx valiente,
Hacía mucho que no me pasaba por aquí, precisamente porque me han pasado muchas cosas en los últimos meses.
El verano fue un regalo, de esos que recordaré para siempre. Llenos de autoamor y autocuidado. También un espacio maravilloso de reflexión, pero sobre todo, ese ESPACIO donde dejar crecer semillas nuevas.
Así ha sido y las semillas poco a poco han ido creciendo y hoy tengo un pequeño jardincito lleno de ideas que voy a ir compartiendo contigo en los próximos meses.
Hoy abro un bloque nuevo por aquí que se llamará “Menos Velo y Más Amor”.
Si habéis leído mi último post en Instagram, sabréis que me quité uno de los velos más grandes que yo tenía: Mis piernas.
Estos días atrás, llenos de aprendizajes, rumiaba sobre algo que me lleva interesando ya una temporada: las heridas y como éstas dominan el mundo desde el silencio.
¿Qué quiere decir esto? Vamos (me incluyo) por el mundo con las heridas abiertas (a veces en canal) y sin sanar. Y no nos damos cuenta de que cuando eso pasa, no nos relacionamos con nosotras mismas y con el mundo desde un lugar de libertad, sino desde la reacción ante el dolor de esa herida.
Te muestro una imagen muy sencilla: imagínate que te has quemado el dedo con el horno. Cada vez que te roces en ese dedo, aun con la herida abierta y dolorida, apartarás el dedo en reacción y sentirás este dolor por un rato indeterminado, recordándote que te quemaste el dedo el otro día. Reaccionarás con rabia por haberte dado en el dedo dolorido por un segundo, después volverás a tu normalidad.
¿Te suena, verdad? Pues esto también ocurre con las heridas emocionales.
Vamos reaccionando por el mundo desde la herida no curada, y la mayoría de las veces nuestra reacción a ese dolor, ni siquiera tiene que ver con lo que ha ocurrido en realidad.
Por eso creo que es bien necesario en este mundo en el que vivimos, sanar nuestras heridas emocionales para no reaccionar. Así que empiezo yo :)
Te recopilo este pequeño fragmento de texto que escribí hace unos días, por si te inspira y te dan ganas de quitarte el velo, sanar la herida y de paso, inspirar a otrxs para que hagan los mismo.
La acción es desde el amor
La reacción es desde la herida.
El velo, esa fina capa superficial (y figurada) que adorna el mundo.
Quitarse el velo también es atreverse a mirar y también a enseñar.
Quienes somos, con nuestras luces y nuestras sombras, con la parte que más nos gusta de nosotros y la que menos. Enseñar la vulnerabilidad es una forma de decirle al mundo: Esta soy yo, no soy perfecta y aquí estoy, navegando y tratando de crecer como persona a pesar del miedo.
Es darle luz a la herida.
Y cuando das luz a la herida, ésta se cura. Y cuando cura, no reaccionamos desde el dolor.
Por tanto, quitarse el velo es atreverse a relacionarse con el mundo desde el amor. Hacia ti misma y hacia el otro.
Cada unx vamos por el mundo con nuestras heridas, muchas abiertas en canal. Con nuestras mochilas, nuestros temores, nuestros bloqueos. Y a menudo reaccionamos desde ese dolor de la herida no curada.
Si miramos esa herida, esta se cura. Si esta cura, el dolor desaparece y sin ese dolor, el amor aflora.
Y desde el amor (a pesar de que suene a tópico), todo sale mejor.
Y yo quiero quitarme el velo. Porque quiero un mundo más real y menos edulcorado. Porque creo que desde la honestidad se llega más lejos y más profundo.
Y porque creo que el amor hacia una misma y hacia el otro es la clave en el mundo que vivimos.
Uno de mis velos más grandes ha sido siempre no enseñar mis piernas. Las veía desde la herida y me avergonzaba de ellas. Ahora, las acojo con amor porque son la herencia de varias generaciones de mujeres en mi familia. Mujeres fuertes que se han abierto paso ante el mundo.
Y a pesar de ser no normativas, hace una semana me llevaron hasta la entrada del glaciar de la Maladeta 😭🫶
Piernas grandes que pisan fuerte, como yo.
En este mundo plagado de idealización, por menos velos y más amor.
La primera foto la rescato de una sesión preciosa que hice con @elenaortega_coach @misswinter
La segunda foto es de uno de los viajes que más me cambió la Concepción de mi misma: Indonesia en 2019. Y está hecha por @debucung
Te mando mucho amor desde Paris. Esta historia te la cuento mañana ;)
Os mando un beso galáctico como siempre, hasta el próximo Farø

Que valiente, que paso más grande, zancada más bien diría, totalmente vulnerable. Y me siento dichoso de llamarme “tu amigo” pues los amigos se conocen. Y tanto, que cuando vi la segunda foto hace unos días en instagram, algo me dijo: uy, estoy mirando algo nuevo. Algo que estaba oculto. Lo vi. Y te vi, valiente. Aporto la mirada de la aceptación desde este sentido: ¿y si abrazáramos un mundo donde, ir con nuestras heridas abiertas o cicatrizadas fuera normal y aceptado, incluso natural? Y si evitáramos el esfuerzo por maquillarlas... y si las enalteciéramos como trofeos por el precio de vivir y estar vivos?
Amiga, mucho amor desde esta orilla. Debajo de todo ese velo está lo más grande, tú!